«Cuando ella no quiso tener nada con él, la mató. Pero no sabemos cómo la mató, porque una vez dice una cosa y otra vez dice otra, no tenemos ni idea de cómo la mató, y menos tenemos idea de dónde la dejó», lamentó Zully Dotti sobre el final de Amparo Fernández, su compañera de trabajo, asesinada hace cinco años por el hombre con el que había tenido una relación y cuyos restos siguen sin aparecer.
Junto a la familia de la enfermera, que fue vista con vida por última vez en Sarandí Grande (Florida) el sábado 29 de junio de 2019, Dotti es una de las pocas personas que intenta mantener el caso en la agenda pública para reclamar «que el Estado encuentre el cuerpo de Amparo, que nos devuelva el cuerpo».
Si bien es cierto que la Justicia condenó a Luis De Orta como responsable del femicidio y le impuso como pena 26 años de penitenciaria, los familiares y amigos de la víctima piden el hallazgo de los restos «para cerrar el duelo, para darles sepultura. De hecho Mirtha, la mamá de Amparo, me dice que ella quiere que el nene más chico de Amparo vaya en caballo a la Meseta y arroje ahí las cenizas de su mamá», contó Zully profundamente emocionada.
Dotti sostiene que, con su silencio, De Orta «sigue violentando», «sigue ejerciendo poder», «es como que, de alguna manera, él la sigue teniendo, sólo él sabe dónde está».
Este viernes 28 de junio, a pocas horas de ese trágico aniversario, en LA TRIBU recordamos a Amparo Fernández, mirá la nota.